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lunes, 27 de diciembre de 2010

NOCHE DE LUNA .- Por Augusto Llosa Giraldo.

NOCHE DE LUNA



                                                A los amigos buenavisteños,
                                                que me contaron esta pequeña 
                                                historia  y en especial a J.R.A. que
                                                sin su aliento no hubiera sido posible.
                                            




Era una noche de luna radiante en donde el fresco perfume de los mangos aun se podía percibir, era época de cosecha, en tanto la acequia que cruzaba rebozaba de agua en donde se reflejaba la cara de la luna como guiñando el ojo a los jóvenes que parecían estar enamorados.

Desde la casona antigua en donde se encontraban se divisaba todo la parte baja del valle  que parecía dormir en brazos de la luna, en medio de un silencio sepulcral.

Se conocían desde niños, ambos eran vecinos y ella siempre tuvo una especial predilección por él. Esa noche de casualidad fue ella a su casa a dejar un encargo de su madre, y al salir se encontraron cara a cara. Se saludaron como siempre pero ella le hizo conversación de inmediato. Se sentaron en un viejo tronco de sauce que hacia de asiento, mientras que él solo se limitaba a escucharla y a comerse las uñas con mucha paciencia.

Al avanzar las horas el monòlogo  se hizo aburrido,  la jovencita se viò acorralada peor aùn cuando se  le agotó el rollo, y al verse sin más argumentos, ni como exponer sus sentimientos al tímido joven,  opta por  sobreponerse  y pelear por un amor incomprendido, entonces cómo movida por un resorte se le acerca con aparente valentia  y logra arrecostar  su cabeza sobre su  hombro. En ese instante ella creyò estar en el cielo y  suspirando  profundamente con el corazón en la mano y le dice tímidamente:

.- ¡Ah ¡¡¡ que hermosa esta la noche ¡¡¡

A lo que el joven sin inmutarse le  respondiò:

.- ¡A sí, está buena para regar mi chacra…

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