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miércoles, 15 de diciembre de 2010

ELOGIO DE LA LIBERTAD - Por Cèsar Campos.



Elogio de la libertad 
Por: César Campos R.
No cabe duda que el personaje del 2010, en el Perú y el mundo, es Mario Vargas Llosa. Y que la extensa peregrinación física e intelectual de nuestro novelista desde que le fuera anunciado el premio Nobel de Literatura el pasado 7 de octubre hasta su otorgamiento este viernes 10 de diciembre, cierra con algarabía para sus compatriotas la primera década del siglo XXI.
Ello no es el espejismo de quienes sentimos un auténtico y profundo orgullo por lo que ha logrado Vargas Llosa. Tomamos sus palabras y afirmamos que el Perú está mucho mejor que hace diez años, cuando la verdadera democracia empezó a abrirse paso  generando tres alternancias en el poder y aprestándose a una cuarta. El hombre que pregonó tercamente la libertad política y económica en nuestro medio – cuando algunos no lo apreciábamos – recibiendo la máxima presea mundial a los autores literarios, junto a un país que con los consabidos trompicones, cabes, sospechas y reclamos da inicio a su jornada electoral presidencial, tiene un valor simbólico extraordinario.
Bajo esta premisa escuchamos ayer con atención el discurso de Vargas Llosa previo a la recepción del Nobel. Como a casi todos, nos pareció notable ese parafraseo de la obra de Erasmo de Rotterdam al intitularlo “Elogio de la lectura y la ficción”, y donde establece un derrotero de su vida que suma experiencias de toda índole.
Por supuesto que resultó emocionante el tributo a Patricia, su esposa. También al Perú, país con el que siempre dijo tenerlo como contraparte en una relación hostil y querendona a la vez  Los recuerdos de Dora, su madre, el abuelo Pedro y el tío Lucho, personajes a quienes vimos como actores de una de sus novelas y luego en las memorias.
Sin embargo, el eje que más nos impresiona de su disertación lo constituyen las reflexiones políticas sobre en sentido de la libertad atado a la literatura. “Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes.”, es una de las citas que merece especial atención.
Así mismo la que advierte las nuevas formas de barbarie que proliferan atizadas por el fanatismo. El mundo de extremos que apenas ratifica la supremacía de la permanente insatisfacción entre los seres humanos. Por eso, junto al elogio de la lectura, elogiemos la cultura de la libertad que destila Vargas Llosa en los momentos sublimes de su larga y fructífera existencia.



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