Un atardecer en Tortugas es una experiencia inolvidable. |
UN ATARDECER EN TORTUGAS
Una bandada de gaviotas revuelan el cielo seguidas por unos gauchos viejos que se alejan cansados de la bahía verde esmeralda de Tortugas, en tanto el sol se difusa por el firmamento opaco que la niebla cubre y la luz apenas brilla por entre las islas que se anteponen a su cotidiano morir.
Las aguas levemente calmadas chocan entre los riscos y acantilados que la rodean, no hay el estruendo característico del oleaje agitado que a veces sorprende a los hombres del mar.
Hoy es un día calmado que hace que el espíritu se solace y la inspiración aflore, inspirando aire fresco y nuestros ojos puedan recrearse contemplando el hermoso paisaje que se divisa desde lo alto de un promontorio estratégicamente ubicado.
A lo lejos pequeñas embarcaciones se acercan y cruzan el brillo bandado de un sol moribundo que se resiste a dormir su jornada. Son los pescadores de “pinta” los últimos en llegar, ya los demás están fondeados en su lugar habitual.
El silencio se trastoca cuando el motor de uno de ellos ruge repentinamente, junto al aletear de una gaviota perdida, que parece que llora..
Es la tarde cotidiana que ha muerto una y mil veces; todos los días de nuestra vida, y sigue muriendo para luego vivir para nosotros, como si fuera ayer, mientras tanto la bola de fuego, inmensa se va aquietando, ya no brilla, palidece en su estertor agonizante para luego lentamente sumergirse en el límite lejano del mar, como si cayera del cielo. .
De pronto la oscuridad asoma sus ojos invisibles, sin anunciarnos que la noche viene detrás de su velamen delgado, fino que lo cubre todo, dejándonos luego en la mas completa oscuridad.
Estamos en un nuevo día, y la rutina vuelve a repetirse nuevamente…
Tortugas, 26 de Abril del 2001
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Tortugas, 06 de octubre del 2001
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El color de las aguas del Balneario de Tortugas es otra de sus caracteristicas que podemos observar. |
TORTUGAS
En las tardes juveniles de octubre, el mar se asemeja a una enorme laguna quieta, brillante que el sol la transforma en un enorme espejo reluciente, hermoso que apacigua el alma; en tanto las gaviotas hacen piruetas inusuales, bajo un cielo límpido que el aire purifica a cada instante.
Es Tortugas un paradisíaco rincón de refrescante mar, de lugares de incomparable belleza natural que invitan a cualquiera descansar y soñar. Poblado por curtidos hombres que se hacen a la faena desde muy temprano para traer los productos marinos que ocultan sus entrañas ya sean éstos pescados, caracoles o conchas de abanico.
Cuando el sol ilumina las aguas del pequeño golfo color verde esmeralda, se puede observar a lo lejos las faraónicas islas que la protegen, cual vigías celosos que a través del tiempo han permanecido inmutables, mudos.
Cobertizo poblado por variadas especias de aves que pernoctan tus riscos y desfiladeros desde épocas inmemoriales.
A lo lejos las montañas azules, grises se dibujan plenamente en el horizonte enrarecido de la cordillera negra que se divisa en lontananza. Solo la mar la contempla a diario silenciosa con su estruendo cotidiano, y es sublime saber que el constante agitar de las olas le han tejido un vistoso traje de encaje, que cada vez que hay luna llena la visten de blanco las aves y los peces.
Tortugas, 06 de octubre del 2001
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