Es indudable que el hecho despertó gran expectativa, pues se trataba de un muy promocionado eclipse total de sol aquel 8 de junio de 1937, el que, partiendo de Oceanía, terminaría majestuosamente en la costa norte del Perú, precisamente entre Casma y Huanchaco en Trujillo y por tal razón llegaron en interminables caravanas diversas misiones científicas con la finalidad de estudiar tan enigmático suceso.
Se había previsto la transmisión radial directamente desde la zona para los Estados Unidos y de allí al mundo.
La simpática, tranquila y pequeña ciudad de Casma ofrecía un aspecto totalmente distinto al de su acostumbrada calma. Ya desde el 6 de junio estaban llegando delegaciones como las del Colegio Maristas de Miraflores (Lima), La Universidad Católica, el Instituto Cultural Peruano, el Colegio Superior de Lima, el colegio La Merced de Huacho además de turistas independientes. Por cierto que el campo de aviación se hallaba arreglado y en óptimas condiciones.
Para el día 7 grandes cantidades de otros viajeros llegaron ya por avión o en barco así como por el difícil camino carretero observándose un incremento considerable del tráfico por sus antiguas y apacibles calles, con la curiosidad natural del turista.
Ya el día 8, desde temprano el movimiento era asombroso, pues ese día se produciría el tan promocionado Eclipse Total de Sol. La ciudad tomó un aspecto de centro comercial de primera importancia. Autos, camiones, barcos y aviones trajeron una enorme cantidad de turistas de todas las condiciones y clases sociales para presenciar el maravilloso espectáculo que se anunciaba.
Don Marcos San Román, propietario del moderno Hotel ROYAL aceleró los trabajos de acabado, inaugurándolo el día 7 en medio de una fiesta que logró un éxito total, teniéndose en cuenta que por su elegancia y atención se colocaba entre los mejores del norte peruano, con sus pisos de madera pulida y encerada, sus paredes altas y habitaciones con grandes ventanas y bien ventiladas.
La mayoría de visitantes, a las 3 de la tarde se dirigió a Puerto Casma, hacia el lugar denominado “Puerto Rico”. Ya en la bahía se encontraba el vapor “Urubamba” anclado, repleto de pasajeros que llegaban para observar el famoso eclipse.
El ambiente iba poniéndose crepuscular y misterioso poco a poco. Las sombras invadían el ambiente. Las aves marinas graznaban sintiéndose bajo un terror intenso y huían en bandadas hacia sus nidos allá en las islas y cerros de la costa. La iluminación del paisaje se tornaba cada vez más fantástica y el frío por su parte en momentos se tornaba agudo ya que es la estación de invierno en estas latitudes.
A las 5.18 de la tarde se registró el fenómeno en su máximo esplendor. Tanto hombres como animales quedaron sumidos en un silencio religioso. Este fenómeno, que solo aparece en el momento del eclipse total, la fotografía misma es incapaz de reproducir con exactitud. Es de una majestuosidad que deja sin respirar al que lo contempla, mas de pronto la sirena del URUBAMBA rasgó tan grandioso silencio despertando a todos del éxtasis en que los había sumido aquella visión tan sublime. De todas las gargantas salió al unísono un grito de júbilo y asombro, tronando el espacio con fuertes aplausos.
Al atardecer, todos los turistas regresaron a Casma, la cual presentaba un aspecto alegre y movido, con sus numerosos puestos de venta iluminados con lámparas y linternas. Con este motivo el CLUB SOCIAL CASMA organizó un TE DANZANT en honor de los numerosos visitantes obteniéndose un verdadero éxito, resaltándose también la tradicional amabilidad de los casmeños quienes en todo momento rodearon de simpatía a los visitantes.
Este Eclipse, es llamado por el escritor casmeño Jaime López Raygada como El Eclipse de Casma aunque en mis investigaciones en numerosos diarios de la época no se hace mención de que se haya bautizado de esta manera al eclipse.
Autor:
Cèsar Oliden Alegre, periodista y escritor casmeño, actualmente trabaja en la Oficina de RR.PP
de la Municipalidad Provincial de Casma.
